Esta palabra se refiere a una actividad laboral, principalmente manual o artesanal, tal como la que desarrolla un albañil, un electricista o un mecánico.
Proviene del latín opificium, derivada de opificis ‘artesano’, que se formó, a su vez, mediante la yuxtaposición de opus ‘obra’ y facere ‘hacer’.
Muchas palabras de nuestra lengua proceden de opificium y sus derivados, tales como oficina, oficial, oficioso. En cuando a oficina, a pesar de las diversas acepciones que le otorga el Diccionario, en español usamos esa palabra para designar un lugar de trabajo de escritorio, llevado a cabo en organismos públicos o en empresas privadas. En portugués, en cambio, oficina es, principalmente, un taller de trabajos técnicos o manuales, por ejemplo, de mecánica, electricidad, carpintería u otras actividades.
Fuente: El Castellano
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