Esta voz proviene del latín tempus, temporis y fue empleada en castellano en su forma actual en el Fuero de Avilés (1155), por la misma época en que surgió el derivado temprano, formado a partir de temporanus, un adjetivo que en latín vulgar se aplicaba a aquello que ‘se hace a tiempo’. Un cultismo de la misma familia es tempestad, formada a partir del latín tempestatis, del mismo significado; otro, con el prefijo con-, es contemporáneo. También pertenece a esta familia de palabras temporada, un período de tiempo que se repite en forma estacional.
Fuente: elcastellano.org
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